martes, 3 de agosto de 2010

`Toy Story 3´, la magia de Pixar



“Siempre estaremos juntos. Hasta el infinito… y más allá.”

-Buzz Lightyear
Pues sí, hace años era la magia de Disney la que llenaba nuestras mentes con inolvidables fantasías como `Aladdin´, `El Rey León´ o `La Bella y la Bestia´ (todas ellas pertenecientes a su segundo gran ciclo). Pero desde que la empresa del ratón Mickey cerrara su factoría de animación (recientemente reabierta con la entretenida pero mediocre `Tiana y el Sapo´) la verdad es que no ha hecho nada que merezca la pena recordarse, y han mantenido el buen nombre de la empresa y su identidad “creadores de magia” gracias a estar apoyados completamente en Pixar, la empresa creada por John Lasseter que dio a luz su primer film en 1995. Y precisamente aquel primer film llevaba como nombre `Toy Story´. 

Mucho ha llovido desde entonces, y poco a poco la empresa de Lasseter ha ido creciendo y aumentando tanto en prestigio como en popularidad con respecto a la propia Disney y a otras factorías que se dedican a hacer cine animado por ordenador (Dreamworks, Fox, Sony...). Por supuesto también han tenido altibajos (en mi opinión: `Buscando a Nemo´ y `Cars´), pero nos han regalado tantas pequeñas joyas, tan llenas de magia y emoción que se les puede perdonar, y concretamente con sus dos últimas películas (la magistral `Wall-E´ y la estupenda `Up´) parecían haber tocado techo. Sencillamente ya no podían hacerlo mejor. Pixar había conseguido lo imposible. Había logrado alcanzar la perfecta fusión entre el cine para adultos y el cine infantil, entre la espectacularidad y la emoción, la calidad con comercialidad... ¿Y ahora qué?


Pues se dispusieron a cerrar la saga de lo que supuso su primera película, y que conoció una secuela un par de años después (la única película de Pixar que ha tenido continuación). El rescatar de nuevo a estos personajes me parecía a priori una falta de agotamiento creativo. Sencillamente, después de haber viajado por el universo con Wall-E y haber surcado los cielos con Carl Fredricksen el volver a la juguetería me parecía muy poca cosa. El argumento de `Toy Story´ fue escogido para subsanar deficiencias técnicas (el no poder conseguir una piel realista), pero ahora no había deficiencias técnicas que subsanar. El único límite de Pixar era su propia imaginación, y el volver a algo ya hecho me parecía precisamente una grave falta de eso mismo. Bueno, ahí están mis palabras. Y atención porque voy a comérmelas una a una.

El triste adiós a la infancia
Siendo como soy de los que defienden la segunda entrega como una excelente expansión del universo creado en la primera, no sé cómo he sido tan exceptivo como para pensar que `Toy Story 3´ no supondría lo mismo con respecto a sus predecesoras. Y es que esa es precisamente la sensación que tengo: que Pixar ha sabido llevar la saga `Toy Story´ al nivel de películas que hacen ahora. Por ello el film dirigido por Lee Unkrich (a diferencia de los dos anteriores, dirigidos por Lasseter) resulta un cierre perfecto para la trilogía, además de un excelente resumen y culminación del cine que nos ha ofrecido durante estos quince años la compañía de Lasseter. Y es que `Toy Story 3´ es la mejor película de Pixar, así de claro. La más madura, la más triste, la más emocionante y la más enternecedora de todas las que han estrenado.

El film comienza precedido por un estupendo corto de esos a los que nos tienen acostumbrados (`Día y Noche´, que poco tiene que ver con la peli de Tom Cruise), acto seguido se nos presenta una fantasía del viejo oeste, repleta de extraterrestres y dinosaurios, en la que Woody logra salvar a unos pobres `huerfanitos´ con la ayuda de Buzz y Wendy. Todo es, por supuesto, un juego ideado por Andy, del que a continuación vemos una serie de grabaciones que nos muestran al muchacho ya más crecidito y, finalmente, preparándose para ir a la universidad. La pesadilla de todo juguete se ha cumplido: su dueño ha crecido y ya no tiene tiempo para juegos, dejándolos a ellos sin una misión en la vida y completamente desolados.
Por una serie de desafortunados acontecimientos, la bolsa en la que Andy había guardado los juguetes con intención de almacenarlos acaba en la basura, y los juguetes (sintiéndose maltratados) deciden colarse en otra caja destinada a la guardería, pese las objeciones de uno de ellos: el siempre leal Woody. La guardería a la que llegan parece ser realmente el paraíso, como un lugar de amparo para juguetes abandonados donde los niños siempre juegan contigo (todo ello reafirmado por un colorido que ni la fabrica de chocolate de Willy Wonka). Pero las cosas no siempre son lo que parecen (no lo son nunca, más bien), y lo que parece ser el paraíso es en realidad un infierno comandado por el dictador oso “poco amoroso” Lotso (pese a su “rosada” apariencia, este personaje resulta el perfecto villano, pues no es más que el inquietante resultado del abandono y la soledad a la que ahora se ven sometidos nuestros protagonistas).

Este es el planteamiento de esta `Toy Story 3´, una historia llena de sentimientos amargos: como lo que supone hacerse mayor, el abandono, y las despedidas. Tras las crisis de identidad de la primera, y el miedo a la vejez (premonitorio de lo que se daría en ésta) de la segunda, la saga `Toy Story´ alcanza la madurez junto con Andy. Y lo cierto es que `Toy Story 3´ no es más que un sentido y triste adiós a la infancia: a lo que suponía ser niño. Es por eso por lo que es la película más madura y compleja de Pixar, y es por ello por lo que extrañamente la película gusta más a los adultos que a los niños. Por supuesto, y a pesar de tratar temas tan deprimentes, la película es un estupendo entretenimiento: visualmente la más espectacular con diferencia (con o sin el 3D), y seguramente también la más divertida.
Y es que los chistes están perfectamente involucrados en el ritmo de la historia, como es el caso de toda la parte final (con un ritmo in crescendo perfecto) en la que los comentarios y los momentos graciosos (sobretodo el Buzz hispano) están colados a la perfección en la emoción del momento, sin disminuirla ni estropearla. Como las escenas del Sr. Patata con los complementos metidos en una tortita (pelea con paloma incluida), o la tortura de Kent “no soy un juguete para niñas” por parte de Barbie. A eso hay que añadir una serie de referencias cinéfilas muy estimable, por ejemplo: `La Gran Evasión´, `El Precio del Poder´, `Frankenstein´ o incluso `El Retorno del Jedi´ (el momento del bebé echando a el oso al cubo de la basura es clavada al de Dark Vader tirando al emperador al vacio). Además de referencias a su propio universo, como la relevancia final de “el gaaaaannnnccho” o el Sid basurero. 

Todo ello convierte a `Toy Story 3´ en un espectáculo la mar de entretenido. Pero lo realmente fascinante de la película es que funciona a la perfección en cada uno de sus apartados. En los momentos en los que pretenden que te rías te ríes, en los momentos en los que pretenden tenerte en tensión en la butaca te tienen en tensión, y en los momentos en los que quieren que te emociones te emocionas como un idiota, llegando a estar a punto de llorar al final de la cinta (yo no lo hice porque iba acompañado, que sino...). Resulta una manipulación total y calculada del espectador, que se entrega a esa manipulación sin querer (o sin poder) evitarlo.
Y es que pocas películas recientes han conseguido que mi corazón temblara de emoción como lo consigue ésta en el momento final en el incinerador, en el que con unas miradas y un apretón de manos los juguetes se despiden aceptando su inminente fin. O el desenlace, cuando Woody comprende que el cambio forma realmente parte de la vida, por doloroso que sea, y le indica indirectamente a Andy la mejor solución posible. La escena en la que Andy presenta sus juguetes a su nueva dueña y juega por última vez con ellos tiene algo de triste y bello al mismo tiempo (quizá porque nos recuerda nuestra inocencia perdida). Algo especial termina y da paso a otra cosa. ¿Acaso no es así la vida? Entonces es cuando nos damos cuenta de que nosotros somos el propio Andy, despidiéndonos de lo que nos es más querido: los personajes que conocimos hace quince años, cuando éramos niños y todo era más fácil. 

Con ese regusto agridulce (emocionados, felices y al mismo tiempo apenados) nos damos cuenta de la suprema perfección e inteligencia del cierre de la trilogía de `Toy Story´, que es una obra maestra como la copa de un pino. La película ha conquistado el corazón tanto de crítica como de público, y no me extraña, pues difícilmente se puede encontrar en cartelera una mejor película que ésta, y en toda la historia del cine una mejor trilogía que `Toy Story´ (incluso la famosa `El Padrino´ sufrió un bajón justo en su tercera entrega). Mientras que “lo normal” hubiese sido ir perdiendo ingenio y acabar repitiéndose (ver la tercera y la cuarta de `Shrek´) Pixar ha sabido hacer crecer la saga, reinventarla y ofrecer un cierre magnifico con esta última (no les hubiera quedado mejor ni que lo hubiesen planeado desde el principio): un genial cierre a una trilogía maestra.
 

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