miércoles, 20 de julio de 2011

`Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte 2´, emocionante desenlace



“Reúnete conmigo en el bosque prohibido y enfréntate a tu destino. De no hacerlo… mataré a todo hombre, mujer y niño que intente ocultarte de mí.”
-Lord Voldemort (Ralph Fiennes)
Nunca he ocultado que me declaro un fiel seguidor y defensor del universo Harry Potter, ya sea en su forma literaria (fueron los primeros libros que me interesaron y me abrieron el apetito de literatura) como en su forma fílmica, que ha dado como origen nada menos que ocho films a lo largo de una década, y que ahora llega a su fin. Claro que con lo de defensor no quiero decir que defienda ciegamente todas las películas (ni todos los libros). La serie ha tenido sus errores y sus aciertos, sus puntos álgidos (Alfonson Cuarón con `Harry Potter y el Prisionero de Azkaban´) y mediocres (Mike Newell con `Harry Potter y el Cáliz de Fuego´), claro que en mi opinión siempre se han mantenido unos mínimos de calidad, fruto de una cuidada producción, un entregado equipo técnico y un reparto excepcional lleno de estupendos actores británicos.
Ahora toca despedirse de todo eso, con un final que quizá no es tan épico como nos prometieron (en el sentido de música grandilocuente y mucha cámara lenta, al gusto de Peter Jackson con su trilogía `ESDLA´), pero que no deja de resultar en ningún momento trepidante y emocionante, lleno de momentos magníficos que se le quedan grabados en la memoria: por bellos, por perturbadores, por iconográficos. Además resulta sin duda el film más entretenido y fácil de ver de toda la serie, pues sus 130 minutos de duración (una minucia si lo comparamos con las dos horas y media aproximadas de media que ha durado cada película) están dedicadas exclusivamente para todo el segmento final del séptimo libro, con lo que son un clímax en sí mismo para todo lo expuesto en la más tensa, lenta y atmosférica, `Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte 1´, con la que funciona de manera complementaria en muchos sentidos (allí se exponía la historia final, aquí se dedican a atar todos los cabos sueltos).

Muerte, amor y sacrificio
Todo empieza donde lo dejamos hace unos meses, con el temible Lord Voldemort (Ralph Fiennes) profanado la tumba de Albus Dumbledore (Michael Gambon) para hacerse con la Varita de Sauco, la varita más poderosa del mundo y convirtiéndose así si cabe en una amenaza aún mayor. Acto seguido vemos Hogwarts entre tinieblas, y a los alumnos marchando en filas escoltados por Mortifagos, fruto de un orden mucho más estricto impuesto por el nuevo director Severus Snape (Alan Rickman) a las órdenes del señor oscuro. Vemos al personaje interpretado por Alan Rickman contemplado sus dominios desde lo alto, y entonces la música de Alexandre Desplat hace acto de presencia con una extraña y triste melodía, como contándonos una historia trágica, de dolor y sacrificio forjada a lo largo de muchos años. Toda una declaración de intenciones a la que la película perderá algunas veces de vista, pero sólo para volver luego de forma aún más contundente si cabe.
Un par de charlas y explicaciones más (sin demasiado tiempo que perder, pues las cartas como quien dice ya están echadas), y Harry, Ron y Herminone saltan sin más dilación a la acción, infiltrándose en el banco Gringotts con la ayuda de un duende para hacerse con otro de los Horrocruxes (los objetos en los que Voldemort escondió fragmentos de su alma). Desde ese momento la película no da un solo respiro, la acción no para, y la aventura va a más volviéndose cada vez más intensa y peligrosa hasta desembocar con la esperada batalla de Hogwarts, en la que en mi opinión Yates falla al no saber plantear la acción desde varios puntos de vista seguidos, perdiéndose (como en el libro) momentos que podrían haber dado mucho de sí cinematográficamente hablando, como la muerte de algunos personajes importantes que hubieran merecido quizá algo más de consideración (Remus y Tonks sobre todo). Pero si bien en ese sentido el director (recordemos que no demasiado experimentado fuera de la TV) anda un poco “torpe”, en otras escenas es capaz de atrapar increíblemente la ferocidad y terrible crueldad de una terrible batalla final.

En mi opinión, el único y verdadero “enemigo” que vuelven a encontrarse David Yates y el guionista Steve Kloves en esta última adaptación vuelven a ser la complejas e interesantísimas páginas del texto de J.K. Rowling, una verdadera maga a la hora de crear personajes profundos y subtramas que enriquecen la de por sí típica historia del bien contra el mal. Así pues, la última película se resiente inevitablemente de la multitud de elementos que han quedado fuera en anteriores adaptaciones, sacrifica información no imprescindible pero de indudable potencia (todo lo referente al pasado de Dumbledore, despachado de mala manera) y explica cosas de manera rápida y confusa (todo el rollo de las varitas). Y es una pena, porque para el que haya leído los libros da la sensación de que el universo Harry Potter es bastante mejor de lo que en general ha podido entreverse en pantalla, pero eso no debería de enturbiar los muchos aciertos de una película de aventuras bien hecha, con la que Yates ha tenido la difícil tarea de satisfacer a todo el mundo (ya sean fans o gente que fuera buscando un simple entretenimiento veraniego) y lo ha hecho bastante bien, consiguiendo una de las mejores entregas de la saga (para sorpresa de todos los que nos sentimos bastante decepcionados con `La Orden del Fénix´ y `El Misterio del Príncipe´).
En lo personal, y a pesar de darme cuenta de sus limitaciones, me resultó imposible no dejarme llevar por la emoción de los últimos minutos de vida de la saga `Harry Potter´, unos minutos que resultan en todo momento desesperados y dramáticos (afortunadamente no atropellados ni precipitados), y en los que las emociones literalmente estallan (el beso de Ron y Hermione contenido a lo largo de siete películas), dando como origen algunas de las mejores escenas de toda la saga: la preparación de las defensas del castillo encabezada por Minerva McGonagall (Maggie Smith), la carrera del trío por una apocalíptica entrada en plena batalla encontrándose el cadáver de una compañera, la escena del pensadero en la que varios secretos son revelados (fascinante recorrido a través del pasado en el que todo cobra sentido) o el discurso de Neville Longbotton (sorprendente Matthew Lewis) en la crepuscular última batalla en un Hogwarts derruido, cuando ya todo parece perdido y solo él es capaz de encararse al mismísimo Voldemort con ánimo de seguir luchando. Son momentos conseguidos, en los que Yates se muestra (como lo hizo en la anterior película) inusualmente seguro y capaz con la cámara, consiguiendo todo lo que busca narrativa y emocionalmente hablando a cada momento. 

Y hay emoción porque existe una implicación con todos los personajes construida a lo largo toda la saga, y hay algo inusualmente poderoso en verlos enfrentándose ellos solos al mal personificado, con ganas de acabar con él de una vez por todas o de morir en el intento, dando la impresión de que tienen todas las de perder. Por supuesto, la labor de Alexandre Desplat y Eduardo Serra en las labores de músico y director de fotografía respectivamente ayudan mucho a elevar la calidad de todo esto; el primero con una banda sonora muy sutil pero poderosa y capaz de poner el bello de punta (recuperando en momentos clave la partitura original de John Williams para dotar de mayor coherencia al final de la saga); mientras que el segundo lleva a cabo una fotografía riquísima en la paleta de colores, jugando con tonos oscuros y pálidos, pero también amarillentos (casi infernales) cuando la batalla está en su mayor fervor, culminando con las citadas imágenes de Hogwarts derruido al amanecer. Gracias a él la película resulta visualmente espectacular sin necesidad ninguna del 3D, que en mi opinión estorba más que ayuda en este caso, y que no es necesario para apreciar la espectacularidad visual de (por ejemplo) los travellings que realiza la cámara alrededor del castillo en los momentos del asedio.
Por su parte, Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint están estupendos viviendo con intensidad sus últimos momentos como los personajes con los que han crecido y por los que seguramente serán recordados. Ralph Fiennes está impecable y letal como Voldemort, un villano mucho más irrazonable e irritado del que hemos conocido hasta ahora (básicamente porque ve que su fin puede estar cerca y no le hace ni pizca de gracia), pero igualmente imponente (lastima de doblaje en español…), y sobre todo el fascinante personaje interpretado por Rickman (sin duda el mejor de toda la saga), Severus Snape, SPOILER que tiene por fin la oportunidad de revelarse como lo que realmente es en una escena muy comprimida pero bien realizada y montada, en la que todo el amor, la tristeza y el sacrificio que rodean el pasado de este oscuro carácter - condenado por así decirlo a velar por el hijo de la mujer que amaba y del hombre al que odiaba - quedan revelados de forma emocionante. Una escena en la que, reconozco, se me escapó alguna lagrimilla. FIN SPOILER El resto de los actores cumplen en la medida en la que tienen espacio para lucirse, pues la película da para lo que da. 

Pero con sus más y sus menos, sus errores y sus aciertos, `Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte 2´ no deja de parecerme una muy buena película de aventuras, a la que sólo pondría realmente como peros algunos elementos que creo que no acaban de funcionar y que entorpecen un poco la cinta (la escena onírica con Dumbledore no está demasiado conseguida, la poca relevancia final de las reliquias de la muerte es incoherente con lo expuesto en la primera parte, y el romance entre Harry y Ginny resulta tan soso que directamente lo podrían haber dejado fuera), fallos que en mi opinión no impiden para nada el disfrute de 130 minutos de clásica lucha del bien contra el mal, en el que la desesperación, la emoción, el dolor, la amistad, el amor, la muerte y el sacrificio recorren los pasillos de Hogwarts con más intensidad que nunca, componiendo un entretenimiento veraniego muy por encima de la media en lo que a carga dramática se refiere y cerrando muy digna y emotivamente una de las sagas más famosas de la historia del cine. Adiós Harry, y gracias por todo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Sin duda alguna esta es de las mejores de toda la saga. A pesar de que para muchos no les cumplió las expectativas, a mi me dejo con un muy buen sabor de boca. Emocionante y épica son sus mejores adjetivos.

Las actuaciones muy buenas, sobretodo las de Ralph Fiennes y Alan Rickman...Finalmente le dieron algo de protagonismo al complejo personaje de Snape; y la música de Desplat...guau, por algo este señor es de mis compositores favoritos...pienso que este es uno de sus trabajos más destacables. Saludos y buen post! :)

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