domingo, 15 de enero de 2012

`Millennium: Los Hombres que No Amaban a las Mujeres´, compleja, oscura e inteligente


“¿Puedo matarle?”
-Lisbeth Salander (Rooney Mara)
Ya lo decía en mi crítica de `Sherlock Holmes: Juego de Sombras´ (Sherlock Holmes: A Game of Shadows, Guy Ritchie, 2011): las comparaciones son odiosas, pero desgraciadamente muchas veces también son inevitables. Tal es el caso cuando se estrenan dos producciones similares o de temática idéntica en un corto plazo de tiempo, convirtiendo el hecho de examinar los pormenores de cada una en algo casi obligado a la hora de analizarlas. Eso sucede con la película de Guy Ritchie y la serie de la BBC, que partían de los míticos textos de Arthur Conan Doyle, pero es un tema mucho más delicado cuando se trata de un reboot o de un remake. Personalmente no creo que `Millennium: Los Hombres que No Amaban a las Mujeres´ (The Girl with the Dragon Tattoo, David Fincher, 2011) deba de ser considerada como tal, al menos en un sentido técnico, sino sencillamente como una nueva y temprana adaptación del best seller de Stieg Larsson.
Claro que el tema de la “nueva adaptación” viene a ser algo como todo cuestionable, que no es la primera vez que se ha utilizado para vender un prematuro remake americano de una película europea. Ya ocurrió con `Déjame Entrar´ (Let Me In, Matt Reeves, 2010), cuyos productores aseguraban que era una reinterpretación de la novela de John Ajvide Lindgvist —mucho más escabrosa que ambas películas, os lo aseguro—, cuando la realidad era que bebía descaradamente de la forma y estética del film sueco, con resultados lo cierto es que bastante apreciables, pero siendo una clara operación de remake. No me parece que aquí ocurra lo mismo, especialmente por la elección de David Fincher, uno de los mejores directores americanos del momento, que era una convincente manera de cautivar incluso a los detractores de este tipo de operaciones, ofreciendo a un gran director la posibilidad de moverse en un tipo de universo oscuro y detectivesco en el que tan bien había demostrado desenvolverse —ahí están `Seven´ (Sev7en, 1995) y `Zodiac´ (id, 2007), dos de sus mejores películas—.

Bien es cierto que `Millennium: Los Hombres que no amaban a las mujeres´ no puede considerarse entra las mejores cintas de su realizador —al que le robaron descaradamente un merecidísimo Oscar el año pasado, y que ni siquiera opta a uno éste—, sino que se trata más bien de un trabajo de “mercenario” por así llamarlo, en el que sin embargo Fincher pone todo su buen talento y su habilidad al servicio de este interesante universo. Desgraciadamente el problema al que se enfrenta, por más que su película no beba de la sueca sique siendo evidente: que ya existe una película reciente que cuenta exactamente lo mismo, y además muy buena. La versión sueca dirigida por Niels Arden Oplev estrenada en 2009 era un film detectivesco realmente apasionante y bien dirigido, a diferencia de las dos entregas que le siguieron, productos de corte descaradamente televisivo y bastante mal realizados —obra de Daniel Alfredson, curiosamente el hermano del director de `Déjame Entrar´—.
Creo que una revisión por parte de un director como Fincher sentaría terriblemente bien a las dos siguientes entregas, fácilmente mejorables, pero en el caso de la primera lamentablemente la mejoría no se nota tanto. Por supuesto Fincher es Fincher, y el resultado de su visión del mundo creado por Larsson es un thriller apasionante y bien rodado, pero se ve muy resentido de repetir el mismo esquema que una película tan reciente que ya dejó bastante buen sabor de boca y además contaba con el efecto sorpresa —el relativo fracaso en taquilla de esta temprana revisión parece confirmar mis sospechas—. No hay lugar para esa sensación de sorpresa en el visionado de esta excelente película, y sí para mucho déjà vu fruto de inspirarse en la misma novela, a la que Fincher y el guionista Steven Zaillan son muchísimo más fieles en todos los sentidos. Creo que lo justo sería decir que tanto el film de Fincher como el de Arden Oplev son buenas películas, y personalmente si tuviera que elegir me seguiría quedando con la de Oplev, si bien no tengo ningún problema en reconocer que la de Fincher la supera en bastantes aspectos —técnicos sobre todo— y que como adaptación es mejor.

Y es que si algo tiene la película de Fincher con respecto a la otra es que resulta increíblemente lujosa y espectacular en lo que a nivel visual —excelente fotografía de Jeff Cronenweth— y a la puesta en escena se refiere —uno de los puntos fuertes de este director curtido en videoclips—, con cosas tan estéticamente curradas como los originales títulos de crédito con la canción `Immigrant Song´ interpretada por Karen O, tan propios del director —que según él simbolizan las pesadillas de la protagonista— y con una planificación visual a lo largo del complejo entramado que es la película: lleno de microhistorias, personajes e información, todo perfectamente entendible gracias a la buena labor de Fincher y a un aplaudible uso del montaje —pocas películas destacan tanto en este aspecto como esta— que hace que los 158 minutos que dura no se hagan para nada pesados, sino muy entretenidos, convirtiendo esta película en uno de los mejores entretenimientos para adultos que se han visto en mucho tiempo —no muy difícil en la época en la que el cine de evasión parece únicamente destinado a adolescentes—.
Me da la sensación, eso sí, de lo que se gana en lujo y en complejidad técnica se pierde bastante en cercanía con respecto a la que había en el film sueco, una cinta mucho más sencilla pero también por ello más disfrutable e incluso emociónate. La cinta de Fincher adquiere una cierta identidad de crónica fría y analítica sobre la sociedad heredada en parte de su anterior film —también un análisis social en el que el mundo virtual tenía una gran relevancia— y aderezado por la electrónica y extraña banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross —también fueron los encargados musicales de `La Red Social´ (The Social Network, 2010)—, que en algunos momentos también imita los acordes de una caja de música, dándole a la historia unas connotaciones de cuento fantástico muy interesantes. Esa identidad de crónica es al mismo tiempo lo mejor y lo peor de esta película a la que le falta algo más de emoción a flor de piel y esa suciedad que daban al film de 2009 tanta autenticidad —la escena de la violación es mucho más repugnante e indignante en la otra película—.

Lo mismo puede decirse en el caso del protagonista, siendo mucho más fácil siempre creerse a un don nadie con los rasgos de Michael Nyquist que al galán y sofisticado Daniel Graig, al que le cuesta quitarse de encima esa figura de estrella por más que su actuación sea a niveles generales estupenda —no debe ser fácil que el mismísimo James Bond parezca tan vulnerable—. Mucho más acertada me parece la elección de la casi desconocida Rooney Mara como la fascinante Lisbeth Salander, en una interpretación que nada tiene que envidiar a la de Noomi Rapace —recientemente vista en la mentada `Sherlock Holmes 2´ y próximamente en `Prometheus´—, sencillamente es diferente. Rapace interpretó a una Lisbeth más ruda y temperamental, más emocional. Mara dibuja un personaje algo más frío y extraño, como una criatura fantástica. En la anterior cinta la hacker corría detrás del asesino como un animal enfurecido, aquí le pide tranquilamente al protagonista permiso para matarle, ¡y este se lo da! La química entre los dos actores me parece de lo más logrado en comparación con el film sueco, y las escenas de cama más naturales y sensuales, muy bien rodadas.
En total, obviando las odiosas comparaciones, `Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres´ me parece un thriller tan sórdido, oscuro e inteligente como cabía esperar de un director como Fincher. La magnífica actuación de Mara y de secundarios como Christopher Plummer, Stellan Skarsgard o Robin Wright, así como la inigualable puesta en escena y control visual de Fincher, perfectamente fusionados con la atmosférica banda sonora, dan como resultado un producto notable. Puede que no me haya hecho olvidar la anterior película, pero momentos como los geniales títulos de crédito o el triste y amargo epílogo bien merecen el darle una oportunidad. Simplemente esa desoladora secuencia final, un cierre igual al del libro  que supera ampliamente al de la primera adaptación —que optó por algo bastante menos arriesgado—, en el vemos cómo el corazón de la solitaria protagonista es roto por el único hombre en el que ha confiado, sirve como perfecta justificación de haber llevado a cabo este “no-remake”. Ahora sólo queda cruzar los dedos para que sea Fincher el que continúe la historia en futuras entregas. 

1 comentario:

Unknown dijo...

una gran película, sin duda alguna. Tan dura como supongo los productores le permitieron a Fincher, pero a la vez rodada con bastante elegancia.

Aún así, creo que me sigo quedando con la versión sueca. Ojalá y tus palabras se cumplan y este gran director siga al mando de esta trilogía. Un saludo

www.rlnmovies.blogspot.com